Hace unos días tuve placer de acompañar a una niña muy especial en su visita a Barcelona. El viaje era un regalo de cumpleaños de su madre, igual que la sesión fotográfica. ¿Que buena idea, verdad? Desde luego, que es muy original y que no lo olvidará nunca…
Caminamos un montón y nos reímos otro montón, sobre todo intentando dirigir… ¡un barquito! Cómo el calor y la dura luz no complicaba suficiente la tarea, decidimos subir el listón con el movimiento poco controlable, jeje!
A pesar de todo, hemos conseguido unos resultados muy bonitos que puedes ver a continuación. Si te gustan y conoces a alguien que le haría mucha ilusión una sesión de retrato, puedes encargar el bono de regalo: personalizado y hecho a mano –> aquí.











