Conectar con nuestra Madre Tierra y los maravillosos seres que la habitan, sean los humanos, los animales, los árboles o las piedras, es una manera de vivir que en la sociedad moderna se nos había olvidado. Pero ahora más que nunca es imprescindible volver a nuestras raíces y despertar la conciencia. Y la verdad, no hace falta mucho para comenzar. Un paseo por el bosque de manera presente te abrirá el corazón y empezarás a ver más, oír más, oler más… Deja de pensar en los problemas del día a día y respira el aire puro, escucha a los pájaros, siente el viento en tu piel. Nota a cada paso el contacto con la tierra, las rocas, la hierba. Y si te animas, ¡quítate los zapatos! De lo que se trata es de sentir. Sentir lo que nos rodea y sentirte a ti mismo en tu cuerpo. Esto parece que también se nos había olvidado. Pero el organismo es muy sabio y te obligará hacerle caso, de una manera u otra y te guiará por el camino que has de seguir. Igual que los sentimientos, la intuición y el corazón. Atrévete a escucharlos y verás que de repente aparecerán personas, cosas y eventos increíbles.
Como en mi caso fue el temazcal que pude experimentar por primera vez en un retiro. Es un baño de vapor de origen mexicano, usado por diversas culturas indígenas de Mesoamérica y Norteamérica con propósitos medicinales. El calor y la humedad incrementan las funciones de nuestros órganos y sistemas, lo que provoca una estimulación positiva en la circulación, la digestión, la sudoración y en el sistema nervioso. Las altas temperaturas hacen posible la desintoxicación, la eliminación de ácido úrico y láctico, equilibran nuestro pH, y ayudan a alcanzar un estado de relajación y tranquilidad mental y corporal. Por eso es algo más que un simple baño de vapor. Este ritual no se limita solamente al cuerpo, sino que también abarca lo espiritual.
El temazcal significa “casa de las piedras calientes” y tiene forma de bóveda representando el vientre de la Madre Tierra. El calor emerge en su interior del agua que se echa a las rocas ardientes, llamadas „abuelitas” porque poseen la sabiduría de todos los tiempos. Es espectacular verlas brillar en total oscuridad. Su presencia y la de todos los elementos al igual que los cantos, la meditación e introspección ayudan a devorar los pensamientos y emociones destructivas para transformarlos en nueva energía. Es cómo si viviéramos nuestro propio renacimiento. Esta terapia ancestral de purificación es un excelente método para la conexión del cuerpo, espíritu y naturaleza que llega a tu ser más profundo y permite lograr un estado de plenitud e integración personal.
Y no hay nada mejor que compartir esta experiencia con un circulo de mujeres de almas preciosas, llenas de sabiduría. La fuerza del grupo y del circulo sagrado que creamos estos días con “Trees & Circles” (un proyecto de Irene, Verónica y Joana) nos ayudó a empezar a recordar lo más importante: que todos somos uno. Y que en los tiempos de caos que vivimos, la única manera de salvarnos es el amor.
Todas las experiencias nos transforman y hacen crecer. Pero hay algunas, que los hacen a nivel muy profundo, derribando las paredes que tanto tiempo estuvimos construyendo, será por el miedo o por sobre protegernos. Estoy muy agradecida de haberlas vivido y de haberme conocido un poquito más. Seguiré aprendiendo de nuestros antepasados y de las tribus indígenas. Y sobre todo seguiré escuchando las llamadas del bosque…
¿Y tú, a quién escuchas?









